Los síntomas de la anorexia infantil pueden incluir una preocupación excesiva por el peso y la figura, una percepción distorsionada del propio cuerpo, miedo a ganar peso, negación de la gravedad del bajo peso corporal, entre otros.
El tratamiento de la anorexia infantil generalmente requiere una intervención multidisciplinaria que aborde tanto los aspectos físicos como psicológicos del trastorno. Algunos enfoques comunes de tratamiento pueden incluir:
- Terapia nutricional: Trabajar con un dietista registrado para desarrollar un plan de alimentación equilibrado y adecuado para las necesidades del niño, con el objetivo de restaurar un peso saludable y promover un patrón de alimentación normal.
- Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los enfoques terapéuticos más efectivos para la anorexia, ya que ayuda a identificar y cambiar los pensamientos y comportamientos negativos relacionados con la alimentación y la imagen corporal.
- Apoyo familiar: Involucrar a la familia en el proceso de tratamiento es fundamental. La terapia familiar puede ayudar a mejorar la comunicación, fortalecer las habilidades de afrontamiento y promover un ambiente de apoyo en el hogar.
- Supervisión médica: Es importante que el niño sea monitoreado de cerca por un equipo médico para abordar cualquier complicación física asociada con la anorexia, como desequilibrios electrolíticos, deshidratación o problemas cardíacos.
- Tratamiento hospitalario: En casos de extrema gravedad o cuando el niño no puede ser tratado de manera efectiva en un entorno ambulatorio, puede ser necesario el tratamiento hospitalario para estabilizar su salud física y brindar una atención intensiva.
Es esencial abordar la anorexia infantil lo antes posible para prevenir complicaciones graves y promover una recuperación completa. La intervención temprana y el apoyo continuo son fundamentales para ayudar al niño a superar este trastorno y recuperar una relación saludable con la comida y su cuerpo.