Los síntomas de la enfermedad de Parkinson no son perceptibles hasta que han muerto aproximadamente el 80% de las células de la sustancia negra porque el sistema nervioso humano se caracteriza por tener múltiples factores de seguridad y superfluidad elaborados. Durante largo tiempo, estos factores de seguridad son capaces de hacerse cargo de las actividades de las células que mueren.
En las autopsias de los pacientes con EP, el cerebro parece relativamente normal, excepto porque la sustancia negra ha perdido su pigmento habitual.
Cuando las células de la sustancia negra degeneran y mueren, se pierde la dopamina y los mensajes trasmitidos por ésta no pueden avanzar hasta otros centros motores. Ésta es la causa principal de los síntomas motores del Parkinson. (…)
Otros pequeños centros nucleares dentro del cerebro (por ejemplo las regiones llamadas núcleo dorsal del vago y locus ceruleus) también están afectadas por la degeneración. En esta enfermedad, a medida que disminuye la concentración de dopamina en el cerebro, desciende igualmente la concentración de otros neurotransmisores, como la noradrenalina y la serotonina, a pesar de que los cambios de estos otros neurotransmisores no son tan significativos como la pérdida de DA.
Estos cambios de los neurotransmisores y de las células se extienden por todo el cerebro, lo que puede contribuir a explicar la razón de que la sustancia de dopamina deficitaria no corrija todos los problemas originados por la EP. En otras palabras, la EP no sólo es un estado de déficit de dopamina.
A pesar de que se dispone de algunos conocimientos sobre las alteraciones neuroquímicas que dan lugar a los síntomas del Parkinson, todavía no conocemos lo que origina la neurodegeneración, a pesar de que se ha llevado a cabo una extensa investigación científica en esta área. Por esta razón, en ocasiones la enfermedad se denomina idiopática (de causa desconocida).
(…) Puesto que los neurotransmisores cerebrales, en especial la DA, son tan importantes para el control de los músculos por parte del sistema nervioso central, cuando se pierden estos neurotransmisores, los músculos actúan de manera extraña. Se altera el mecanismo central que controla el tono muscular. Los músculos se contraen en momentos inapropiados y la rápida contracción y relajación de los músculos produce temblor. En ocasiones los músculos se contraen y se vuelven rígidos. Con una comunicación inadecuada entre el cerebro y los músculos, el movimiento también se hace más lento: los músculos no pueden hacer movimientos espontáneos, fluidos y rápidos. El mecanismo central que controla el tono muscular no funciona de la manera adecuada para la delicada interacción de los músculos necesaria para ayudarnos a ponernos de pie, andar y mantener el equilibrio. Además, puesto que la enfermedad de Parkinson también afecta al sistema nervioso autónomo (el sistema nervioso en su mayor parte inconsciente que controla nuestra temperatura corporal, el sistema digestivo, la función sexual y la función vesical, entre otras funciones), estos sistemas también actúan de manera extraña.
En la verdadera EP, los primeros síntomas difieren muy poco del estad normal y progresan lentamente, quizá durante décadas. Diferentes personas presentan distintas combinaciones de síntomas” (J. Weiner, M.Schulman y E.Lang, 2002, 23).