La forma de crecimiento del cerebro humano se encuentra determinada ampliamente por la biología, pero el rendimiento del cerebro no viene determinado sólo por la masa cerebral sino, sobre todo, por el número de sinápsis (conexiones) entre las células nerviosas, que determina la rapidez de la información de neurona a neurona.
Toda estimulación se basa en que los cambios son sensibles, en que, por lo tanto, se puede activar de alguna forma el proceso de desarrollo; por esta razón tiene sentido elaborar un modelo de enseñanza acorde a las necesidades especiales de este grupo de personas.
Los estímulos del medio registrados por los órganos de los sentidos de cada persona representan la estimulación más importante para el crecimiento estructural de cerebro, lo que es la base para una mayor capacidad de rendimiento v. en consecuencia, una mejor capacidad de asimilación.
Este proceso elemental de aprendizaje se observa antes del nacimiento. Ya en el segundo trimestre del embarazo el niño se muestra activo en sus movimientos. La capacidad de movimiento representa el medio con el que
se percibe el entorno, sentimos algo cuando lo palpamos, vemos al dirigir la mirada hacia un punto, nos sentimos a nosotros mismos al tocamos y movemos. Hemos aprendido que podemos adquirir experiencias con nuestros movimientos activos y que nuestra percepción depende del movimiento.
El niño se procura a través de sus movimientos una gran estimulación sensorial, que es el presupuesto necesario para un desarrollo cognitivo normal, a través de los movimientos llega a formarse una idea de lo que experimenta como efecto.
La estimulación sensorial que uno mismo se proporciona, se completa con los estímulos que el niño experimenta a través de la interacción social con sus personas de referencia. La acción combinada de ambas estimulaciones garantiza un desarrollo normal.