Los trastornos neuropsicológicos en la infancia son alteraciones que afectan el funcionamiento del sistema nervioso central y tienen un impacto significativo en el desarrollo cognitivo, emocional y conductual de los niños. Algunos de los trastornos neuropsicológicos más comunes en la infancia incluyen:
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): Caracterizado por dificultades para prestar atención, impulsividad y actividad motora excesiva.
- Trastornos del Espectro Autista (TEA): Engloban un conjunto de trastornos del desarrollo que afectan la comunicación, la interacción social y el comportamiento, presentando variabilidad en la gravedad de los síntomas.
- Trastornos del Aprendizaje: Incluyen dificultades específicas en áreas como la lectura (dislexia), la escritura (disgrafía) y las matemáticas (discalculia).
- Trastornos del Desarrollo del Lenguaje: Se caracterizan por dificultades en la adquisición y uso del lenguaje, afectando la comunicación verbal y no verbal.
- Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC): Implica dificultades en la coordinación motora, afectando actividades como escribir, vestirse o realizar actividades deportivas.
- Trastornos del Sueño: Problemas que afectan la calidad y cantidad del sueño, como el insomnio o las pesadillas recurrentes.
- Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD): Caracterizado por comportamientos desafiantes, negativistas y hostiles hacia figuras de autoridad.
- Trastornos de Ansiedad: Incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, fobias y trastorno de pánico, afectando el bienestar emocional y el rendimiento académico.
- Trastornos del Estado de Ánimo: Como el trastorno depresivo mayor o el trastorno bipolar, que pueden influir en el estado de ánimo y la conducta.
- Trastornos del Control de Impulsos: Incluyen trastornos como la cleptomanía, la piromanía y la tricotilomanía, caracterizados por la dificultad para resistir impulsos que pueden ser perjudiciales.
Es importante destacar que estos trastornos pueden manifestarse de manera diferente en cada niño y pueden requerir intervenciones específicas, como terapia cognitivo-conductual, terapia ocupacional, apoyo educativo y, en algunos casos, medicación. El diagnóstico y tratamiento deben ser realizados por profesionales de la salud especializados en el área neuropsicológica infantil.